sábado, 8 de noviembre de 2008

Participe usted en El Diario de Patricia

Hace unos días presencié algo ante lo cual no pude evitar murmurar "lo que faltaba...". Me encontraba yo una tarde aburrida en el sofá haciendo zapping, cuando apareció en mi pantalla el programa "El Diario de Patricia". Era justo el momento en el que la presentadora se dirige a los telespectadores, recordando los temas que se tratarán en los próximos programas e invitándolos a asistir como invitados si se sienten afectados por alguno de esos temas. Pero esta vez el discurso no acabó ahí. Esta vez, Patricia (o otra presentadora que hay ahora, no me acuerdo exactamente) dijo algo así como: "Pero además, a partir de ahora, usted va a poder decidir lo que ocurre en las historias de nuestros participantes. Enviando un sms al número XXXX o llamando al XXXXXXXX, usted podrá decidir el siguiente paso de nuestros invitados o el final de su historia".

Me quedé un poco aturdida, ya que nunca me había planteado que la era interactiva implicara interactividad hasta el punto de anular el libre albedrío. Entiendo que la gente quiera participar, y entiendo que cada vez se busque más la participación de la gente. Lo que no entiendo es que ahora se juegue ya hasta con el futuro de las personas y su voluntad. Es cierto que con los reality shows esto ya había empezado a hacerse, pero siempre conservando el libre albedrío de cada uno y sin obligar a nadie a tomar una decisión según lo que diga el público.

Ante la nueva propuesta de El Diario de Patricia, el medio ya no es un libro de "Elige tu propia avantura" ni una serie por Internet donde el cibernauta elige el final, sino que las propias personas se convierten en el medio de entretenimiento explotado para conseguir audiencia. Por lo tanto, creo que desde un punto de vista ético y moral debería revisarse hacia dónde está evolucionando la interactividad, y sobre todo plantearse sus límites. Sino, dentro de poco enviaremos mensajes para votar como queremos que muera un condenado a muerte.

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